ABSTRACT |
Julia
Kristeva empleó por primera vez el término intertextualidad en 1967 al
hablar del concepto bajtiniano de dialogismo, según el cual el
significado de cualquier texto está condicionado por la persona que lo
recibe y la interrelación que ésta constituye con el conjunto de
nociones y experiencias previas que aporta al texto, es decir, una
noción similar a lo que Bajtin expresaba al señalar que “[t]he speaker
is not the biblical Adam”. En un sentido más específico, la
intertextualidad se aplica a la relación que en una obra literaria se
establece con otros textos o discursos narrativos. Si bien se trata de
una técnica literaria que se ha utilizado anteriormente, desde hace unos
años la intertextualidad se ha erigido como uno de los pilares de la
novela posmoderna. Siguiendo esta tradición, Ian McEwan, uno de los
máximos exponentes de la novela británica contemporánea, recurre
repetidamente a la utilización de alusiones literarias en Atonement
(2001) por lo que centraré mi intervención en el análisis de este
recurso en la novela.
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